Ni la oscuridad lo detiene

06 de julio de 2025 Diana von Kreitmayr

No hay velas ni incienso.

Solo una lámpara vieja y el silencio de la noche.

La ciudad sigue viva allá afuera,

pero aquí dentro, una familia decide detener el mundo por un momento.

No rezan con palabras complicadas.

No siguen un guion perfecto.

Solo se toman de las manos, cierran los ojos

y se acuerdan de Aquel que los ha sostenido un día más.

Cristo está ahí.

No como espectador,

sino como parte de ese círculo.

Sonríe mientras escucha las voces entrecortadas,

las peticiones sinceras, los silencios que dicen más que mil oraciones.

Y cuando apagan la luz,

no se apaga la esperanza.

Porque una familia que reza unida

no necesita tenerlo todo…

le basta con saber

que Dios no se ha ido.

Fuente: Catholic.net

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