Personas que generan paz

19 de enero de 2025 Diana von Kreitmayr

Hemos encontrado personas que intrigan, que murmuran, que entretejen diversos tipos de estrategias para imponer sus objetivos o para destrozar la buena fama de otros.

Hemos encontrado, también, personas que generan paz, que acogen, que abren espacios al diálogo, que colaboran y que proponen sus ideas desde una actitud amable.

El primer grupo de personas provocan daños más o menos graves: en la familia, en el trabajo, en la parroquia, en otros ámbitos de la vida social.

El segundo grupo de personas promueven el bien y la paz en aquellos ámbitos en los que se mueven.

Al observar a unos y a otros, podemos preguntarnos: ¿en qué grupo puedo situarme? ¿A quiénes me parezco?

Quizá alguno reconozca, con honestidad, que tiene, en algunos lugares, un comportamiento de intriga y de quejas, mientras que en otros lugares suele actuar de un modo más positivo.

Cuando nos damos cuenta del daño que produce el primer grupo de personas, podemos disponernos a erradicar de nuestros corazones actitudes que nos arrastran a vivir de modo negativo y destructor.

Al mismo tiempo, podemos ver cómo fomentar pensamientos y actitudes que nos hagan colaboradores, receptivos, pacientes, abiertos a puntos de vista diferentes pero, seguramente, enriquecedores.

El mundo sufre por causa de personas que promueven conflictos, odios, injusticias, aunque solo sea con palabras que surgen, según una expresión muy gráfica, de quienes tienen “lengua de serpiente”.

En cambio, el mundo recibe luz, armonía, concordia, cuando muchos hombres y mujeres aprenden a vivir como personas que generan paz, porque transmiten a su alrededor esa ternura y fortaleza que nace de vivir como auténticos hijos de Dios y hermanos de sus hermanos.

 

Fuente: Catholic.net

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