La Navidad, una festividad profundamente arraigada en la tradición católica, ha sido objeto de controversia en Venezuela tras la reciente declaración del presidente Nicolás Maduro de adelantar su celebración al 1° de octubre. Esta decisión ha generado sorpresa y críticas en diversos círculos internacionales, y no es difícil entender por qué.
En primer lugar, es importante recordar que la Navidad no es simplemente una fecha en el calendario que se pueda mover a conveniencia. La Navidad es el resultado de un periodo de preparación conocido como “Adviento”, que dura cuatro semanas y culmina el 25 de diciembre. Este periodo es esencial ya que representa un tiempo de reflexión y espera del nacimiento de Jesús.
La decisión de Maduro de adelantar la Navidad es, a todas luces, una maniobra política, un distractor de mal gusto, una desesperación. En un país sumido en una profunda crisis económica y social, donde la escasez de alimentos y medicinas es una realidad diaria, adelantar la Navidad es un intento de distraer a la población de los problemas reales que enfrenta. Es una táctica que busca apaciguar a las masas manipulables y desviar la atención de las críticas hacia su gobierno.
La estrategia tiene sus límites. La Navidad, con toda su carga simbólica y espiritual, no puede ser manipulada tan fácilmente. Muchos venezolanos son conscientes de la gravedad de la situación y ven esta medida como un intento desesperado de perpetuar un régimen que ha llevado al país al colapso.
Además, esta decisión subraya una vez más la desconexión entre el gobierno y la realidad del pueblo venezolano. Mientras Maduro celebra una Navidad adelantada, millones de venezolanos luchan por sobrevivir día a día. La frivolidad de adelantar una festividad tan significativa en medio de una crisis humanitaria es un reflejo de la falta de empatía y comprensión del gobierno hacia su propio pueblo.
La Navidad no es una fecha que se pueda adelantar o atrasar a conveniencia de un tirano. Es una festividad que tiene un profundo significado religioso y cultural, y su manipulación con fines políticos es una muestra más de la desesperación de un régimen que busca aferrarse al poder a toda costa. El nacimiento de Jesús llegará el 25 de diciembre, independientemente de los decretos y caprichos de cualquier dictador. Y aunque Nicolás Maduro firme un decreto diciendo que las vacas vuelan, a las vacas no les saldrán alas al día siguiente...
Fuente: Catholic.net